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19/02/2025

De trabajar en un aserradero a armar autos en su garage y ser campeón mundial: Ken Tyrrell, el primer “Tío” de la Fórmula 1

Fuente: telam

Sirvió a su país en la Segunda Guerra Mundial. Quiso ser piloto, pero encontró su lugar abajo del coche. Fue un emprendedor que supo negociar con grandes empresas. Montó su escudería y logró cuatro títulos en cinco años

>Hubo una época en la que un emprendedor podía montar un equipo de Fórmula 1 y preparar los autos en su propia casa. Fue la era de los “garajistas”, ese grupo de entusiastas amantes del automovilismo que, con escasos recursos económicos, pero sobrada pasión, se consagraron en la Máxima. Uno de ellos fue Ken Tyrrell, quien con su equipo fue campeón mundial, catapultó a talentos como Hoy se habla del “Tío” James (Vowles) o del “Tío” Flavio (Briatore) en referencia a quienes se la jugaron por el argentino Franco Colapinto, en Williams y Alpine, su actual equipo en la F1. Pero hace más de medio siglo, Tyrrell fue el primer “Tío” de la Máxima y tuvo varios ”sobrinos” exitosos que siempre valoraron y le agradecieron a Ken por abrirles la puerta al gran circo.

Nacido el 3 de mayo de 1924 en East Horsley, Surrey, Inglaterra, su infancia estuvo marcada por dificultades económicas que lo obligaron a abandonar los estudios desde muy chico. Aunque inicialmente soñaba con ser futbolista y alistarse en la Royal Air Force británica, lo rechazaron por su falta de formación académica. Sin embargo, la llegada de la Segunda Guerra Mundial en 1939 flexibilizó los requisitos de ingreso, permitiéndole cumplir su objetivo de unirse a la Fuerza Aérea.

Con 27 años, debutó como piloto en la Fórmula 3 al volante de un Cooper con motor de 500 cm3. Llegó a ganar una carrera en Karlskoga, en Suecia, antes de pasar a la Fórmula 2, pero comenzó a darse cuenta de que lo suyo estaba abajo del auto. “Sabía en mí mismo que nunca lo lograría. De todos modos, nunca tuve la ambición de ser piloto de F1. No sólo tenías que ser hábil, y no estoy seguro de cuán hábil era, sino que nunca lo supe. Creo que tampoco tuve las agallas para hacerlo. Probablemente tampoco fui lo suficientemente valiente”, reconoció.

Con el dinero cosechado en su aserradero montó su propio equipo, el Tyrrell Racing Organization, y comenzó a participar en categorías promocionales como Fórmula 3 y luego la Fórmula 2, en la que comenzó a darles posibilidades a jóvenes pilotos, que quizá no contaban con gran presupuesto, pero el ojo clínico de Ken para detectar talentos fue implacable. Eso y su actitud de ayudar a los chicos que soñaban con llegar a la F1 le valió el mote de “Tío Ken”. Entre aquellos muchachos estuvieron, en sus primeros tiempos, Jackie Stewart y John Surtees, el único campeón mundial de motociclismo y de F1.

Siempre tuvo una gran habilidad para tejer alianzas comerciales, algo que lo aprendió en Tyrrell Brothers y, pese a sus pocos estudios, supo graduarse en la universidad de la calle para saber negociar y cerrar contratos con patrocinantes que fueron claves en su historia. El primero fue con BRM, marca a la que representó con su equipo en la Fórmula 2 y llegó a la F1 con el propio Stewart. Ya en 1968, otro acuerdo vital fue con la empresa petrolera Elf, que en esa época se involucró de lleno en el automovilismo, desde apoyar la formación de pilotos en Francia con la Fórmula Renault, a una fuerte presencia en la Máxima. Ese año, Tyrrell se vinculó con el team francés Matra que le proveyó de sus autos y logró el subcampeonato de F1 con Stewart. Al año siguiente, Jackie logró el primero de sus tres títulos y el Tío Ken alcanzó la gloria.

Al año siguiente, Tyrrell ya tuvo sus propios monopostos que construyó en el mismo garaje de madera donde había comenzado su equipo. Por eso y por su pasado maderero, Ken también fue conocido en el ambiente como el “Leñador”. Junto a Stewart ganaron otros dos Campeonatos de Pilotos (1971 y 1973) y uno de Constructores (1971), con el icónico coche llamado Tyrrell 003. “Si quieres ganar carreras necesitas tener al mejor piloto del mundo. Y tenía al mejor piloto del mundo conduciendo para mí. Así ganamos tres campeonatos”, resumió Tyrrell sobre Stewart.

Aquella salida de Stewart fue luego del fatal accidente de Francois Cevert en Watkins Glen, en los Estados Unidos. Fue un golpe durísimo para Tyrrell, ya que el recordado corredor francés tenía condiciones para ser campeón mundial, además de ser recordado como uno de los grandes playboys de la F1 y Sin embargo, el Tío Ken siguió descubriendo jóvenes con grandes condiciones como Jody Scheckter (campeón de F1 en 1979), A principios de los años ochenta, llegaron nuevos “sobrinos” como Michele Alboreto, quien le dio el último triunfo al team, en el circuito callejero de Detroit, en 1983. Al año siguiente, se sumaron Stefan Bellof, quien podría haber sido el primer alemán campeón mundial, y Martin Brundle, que venía de perder el título de la Fórmula 3 Británica con Ayrton Senna. Su último gran talento al que le dio una chance fue a Jean Alesi en 1990, que fue una de las revelaciones y al año siguiente pasó a Ferrari. “Ken fue el mejor tipo que he conocido en la F1”, confesó el ex piloto francés.

Hubo un argentino que lo trató y esEn el segundo lustro de los años noventa las complicaciones económicas fueron el comienzo del fin del equipo Tyrrell, y en 1998 Ken le vendió su escudería British American Tobacco (BAR), después de un desacuerdo con el que sería el nuevo jefe del team, Craig Pollock, un instructor de esquí convertido en comerciante. Toranosuke Takagi había sido contratado para conducir en 1998 y Tyrrell quería que Jos Verstappen (el padre de Max) fuera su compañero de equipo. Pollock había dicho que no y buscó un piloto pago. El primero fue el argentino “Me gusta ver que a los constructores británicos les va bien. Es bueno que siga siendo cierto que, para ganar en la F1, simplemente no puedes residir fuera del Reino Unido. Ni siquiera Ferrari puede hacerlo, ni siquiera con el mejor piloto del mundo y el mayor presupuesto que jamás haya tenido un equipo de F1”, planteó al momento de la venta de su equipo, cuando Michael Schumacher era el baluarte de la Scuderia.

De aquella salida a fines de 1998, Tyrrell relató que “no me había perdido ni una sola carrera en 30 años… Así que, sí, no ser parte de las cosas es muy difícil >Aunque, ya lejos de los circuitos, Ken aprovechó para disfrutar de su casa en medio del bosque junto a su amada Norah, la mujer que además de su esposa fue su mano derecha en el equipo de F1. En referencia a ella, confesó que “creo que lo más grande que recuerdo ha sido despertarme cada mañana durante los últimos 55 años junto a una hermosa mujer desnuda”. Ya retirado aprovechó para disfrutar del té por la tarde y unos panes caseros que él y Norah preparaban. También hablaba mucho de otro deporte que le gustaba como el cricket y la pasión por la pelota estaba intacta con su amado Tottenham Hotspur.

“No sé si tengo una filosofía, yo solo soy un trabajador”, admitió poco tiempo antes de que le diagnosticaran cáncer de páncreas. Murió el 25 de agosto de 2001, a los 77 años. Su amada Norah, madre de sus dos hijos, le siguió en mayo de 2002. Fue un matrimonio que logró conducir un equipo de F1 forjado en un garaje de madera en su casa. El mismo fue trasladado el año pasado a Goodwood, sede del festival de autos y motos de carreras clásicos más importante del mundo. Allí descansa para que los fanáticos puedan revivir esos años y la historia de Tyrrell.

El equipo Tyrrell fue la inspiración de varios jóvenes emprendedores, entre ellos un tal

Fuente: telam

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