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14 de octubre de 2024

Luego de un diagnóstico de cáncer, Sophie Kinsella decidió escribir una comedia romántica

“No creo que escriba solo para mujeres”, dijo Kinsella. “Escribo para quien le gusta reírse” .Credit...Sandra Mickiewicz para The New York Times

La nueva novela de Kinsella es menos alegre que las historias que suele publicar, pero no deja de ser una historia de amor. También es divertida, por extraño que parezca.

Sentada bajo una claraboya en una brillante mañana de domingo, Sophie Kinsella me recordó a una matriarca elegante y algo cansada que podría aparecer en una de sus novelas. Usaba una falda de leopardo. Tiene un marido devoto que se parece a Harrison Ford. Y vive en una casa cerca del Támesis donde tiene chocolatinas en bandeja de plata en la sala.

 

Entonces, Kinsella se levantó el pelo castaño para mostrar la calva que le había dejado el tratamiento contra un tumor cerebral. Era un glioblastoma, el tipo más agresivo.

“No pude pronunciar la palabra ‘cáncer’ durante mucho tiempo”, dijo. “Todavía queda un resquemor residual, una incredulidad temerosa”.

Kinsella, de 54 años, es autora de 33 novelas, muchas de ellas éxitos de ventas, como Loca por las compras, que originó ocho libros derivados y una película. Sus novelas se han traducido a 40 idiomas en más de 60 países. Han vendido unos 48 millones de ejemplares en todo el mundo, incluidos siete libros que Kinsella escribió con su nombre de pila, Madeleine Wickham.

Pero, en el transcurso de una entrevista que osciló entre el desgarro y el optimismo, quedó claro que las únicas cifras que importan ahora están más cerca de casa. Kinsella y su marido, Henry Wickham, llevan 33 años casados. Tienen cuatro hijos y una hija, de edades comprendidas entre los 28 y los 12 años.

En 2009, Sophie Kinsella visitó el plató de la versión cinematográfica de Loca por las compras, protagonizada por Isla Fisher y Hugh Dancy.Credit...Disney, vía Everett/Shutterstock
Los síntomas de Kinsella comenzaron en 2022, con una serie de caídas. “Mis piernas dejaron de funcionar”, dijo. “Empecé a dar tumbos. No podía subir bien las escaleras”.

La habían operado de urgencia de la vesícula. “En ese momento, esa era la gran noticia. No sabíamos casi nada”, y la recuperación fue lenta. Tenía dolores de cabeza. Le faltaba el aire y estaba confusa. Se comportaba de manera “un poco extraña”, dijo Wickham. Por ejemplo, en una oportunidad Kinsella le dio unas tijeras y le pidió que le cortara todo el pelo. Él se negó.

Kinsella había sido “escaneada por todas partes por esto y por aquello”, dijo Wickham, pero las respuestas eran esquivas.

Aquel noviembre, Wickham estaba en una cafetería, esperando a que terminara el ensayo del coro de un hijo, cuando se le ocurrió que solo había una parte del cuerpo de Kinsella que aún no había sido examinada. Wickham se fue a casa, llamó a su médico y le dijo: “Quizá esté siendo un marido sobreprotector, pero tenemos que hacerle un escáner cerebral”.

El escáner reveló el tumor. Al principio, Kinsella y Wickham solo compartieron la noticia con un pequeño círculo de familiares adultos y confidentes, pues querían que la vida de sus hijos pequeños siguiera siendo normal el mayor tiempo posible.

“Me estremecí cuando entré en el edificio y vi las palabras ‘Centro oncológico’”, dijo Kinsella. “Me dije: ‘¡No quiero estar aquí! ¡No! Por favor, demos la vuelta y vayamos a otro sitio’”.

El 25 de noviembre de 2022, la operaron durante ocho horas. “Cuando me desperté, no podía andar. No podía escribir mi nombre. No podía mantener el equilibrio. No podía girar la cabeza”, dijo Kinsella. Le preocupaba no volver a escribir. “Durante un tiempo, fue un golpe duro cada mañana. Te sientes bien, luego te acuerdas”.

Kinsella intentó mantener una apariencia de normalidad para sus hijos. Cuando la más pequeña quiso hacer un video en TikTok, ella se unió desde la cama del hospital. El esfuerzo no tuvo éxito, dijo Kinsella, pero “estaba decidida: iba a bailar con mi hija aunque no me funcionaran las piernas”.

Después vino la radiación. “Cansada ni siquiera lo describe; me sentía como de cemento”. Y la quimioterapia: “Surrealista”. Y aprender a vivir con pérdida de memoria: “Por suerte, Henry es una persona muy confiable”.

Kinsella comprende que su enfermedad es terminal, por lo que podría recaer, y el glioblastoma siempre vuelve a presentarse.

“Cuando la gente me pregunta cómo estoy, no me lo tomo a un nivel existencial, global”, dijo. “Porque eso es demasiado grande, demasiado complejo, demasiado cambiante. Si me preguntan un día, soy una cosa. Pregúntame al día siguiente y estoy sollozando. A veces —hoy estoy así— me río. Y entonces me asalta algún aspecto que no había tenido en cuenta y quedo hecha polvo. Pero siempre puedo hablar de cómo estoy hoy”.

Continuó, tragándose las lágrimas: “Incluso con solo decir ‘10 años en el futuro’, empiezo a perder un poco la cabeza. Porque simplemente no lo sabemos”.

Wickham le tendió la mano.

En julio de 2023, la pareja reunió a sus hijos para hablar del pronóstico de Kinsella. Los tres mayores eran conscientes del panorama general, pero los dos más pequeños no sabían mucho más allá de “mamá está enferma”, dijo Wickham. “Estábamos decididos a que supieran cuál es, probablemente, el desenlace final”.

Kinsella dijo: “Hubo pañuelos. Pero también hubo resiliencia”.

A lo largo de todo, Kinsella mantuvo un cuaderno cerca de su cama, sabiendo “incluso mientras pasaba por esta espantosa situación, que podría querer escribir sobre eso”.

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This picture shows the paperback edition of "The Burnout" by Sophie Kinsella. 
The Burnout se centra en una mujer exhausta que acude a un balneario, fuera de temporada, donde busca refugio en el yoga y batidos de col rizada.Credit...Sandra Mickiewicz para The New York Times
Durante tres décadas, Kinsella se sentó en su escritorio y escribió 1000 palabras al día. Ya había escrito seis libros cuando le envió Loca por las compras, la historia semiautobiográfica de una periodista financiera derrochadora, a su agente Araminta Whitley.

La novela se alejaba de las comedias sociales en tercera persona de Madeleine Wickham —“me partí de risa desde el principio”, dijo Whitley—, así que la enviaron a la editorial británica de Kinsella de forma anónima, y luego a editoriales internacionales con un seudónimo.

Linda Evans, editora de Kinsella durante muchos años, supo inmediatamente que estaría “loca” si no publicaba el libro. “Pude ver cómo iba a ser la portada”, dijo Evans. “Podía ver cómo iba a ser la sobrecubierta. Funcionó de maravilla, no solo en el Reino Unido y Estados Unidos, sino en todo el mundo”.

Junto con las novelas de Helen Fielding y Marian Keyes, Loca por las compras, y los libros que le siguieron, marcaron el apogeo de lo que se conocía, a veces despectivamente, como “literatura para chicas”, caracterizada por portadas rosas, bromas ingeniosas y moda de tacones de aguja. Cuando el género se transformó en “ficción femenina” (más bebés, menos martinis) y luego en “comedia romántica” (menos compromiso, más tatuajes), Kinsella se subió a la ola. A medida que envejecía, sus protagonistas se mantenían en la veintena y la treintena, dejando a los lectores con la sensación de que, mientras navegaban por sus carreras, la mediana edad, la maternidad y las luchas por la salud, seguían en contacto con versiones más jóvenes de sí mismas.

Ahora, desde una posición boca abajo, Kinsella escribía lo que podía. Sabía que no quería intentar escribir unas memorias; su memoria no estaba a la altura. Un día escribió a máquina una breve historia sobre unos cónyuges que paseaban y cantaban villancicos mientras la esposa se recuperaba de una operación cerebral. Se convirtió en un capítulo de What Does It Feel Like?, que el sello Dial publicará el 8 de octubre.

La novela se desarrolla en viñetas, siguiendo a Eve Monroe, una novelista de éxito y madre de cinco hijos que tiene cáncer. Al buscar “glioblastoma de grado 4” desde la cama del hospital, se entera de que el tiempo promedio de supervivencia es de 12 a 18 meses. No hay cura. El libro es notablemente menos alegre que las historias divertidas que suele publicar, pero no deja de ser una historia de amor. También es divertida, por extraño que parezca.

Kinsella dijo: “El título me guió. Lo irónico es que he tenido una vida increíblemente afortunada. He tenido la habilidad de escribir, he podido tener hijos, conocí al amor de mi vida en la universidad y todo ha encajado en su sitio de forma brillante hasta que, boom, el destino me golpea. Me di cuenta de que esa sería la historia”.

Eve y su marido Nick les dan la noticia a sus hijos jugando al Scrabble. Su hijo menor quiere saber cómo ha podido enfermar su madre si lo único que come es ensalada de judías. Su hija pregunta: “¿Aún puedes venir a ver mi obra?”.

Frase a frase, Kinsella se aleja del miedo. Nunca se retiró, no del todo, aunque el lenguaje fue un escudo fiable. “Me llevó un tiempo averiguar cómo iba a tener un final feliz, pero estaba absolutamente decidida”, dijo.

El 17 de abril, casi un año y medio después de la operación, Kinsella estaba lista para compartir con sus seguidores la noticia de su diagnóstico. “He estado esperando a tener fuerzas para hacerlo”, escribió en una publicación de Instagram. Las respuestas de los lectores fueron tan solidarias que publicó un video, agradeciéndoles su amabilidad.

“Me dije: ‘OK, por lo menos al fin puedo ser yo misma”, dijo Kinsella. “Llega un punto de inflexión, creo, en el que ser privado puede sentirse como si te estuvieras escondiendo”.


“No creo que escriba solo para mujeres”, dijo Kinsella. “Escribo para quien le gusta reírse” .Credit...Sandra Mickiewicz para The New York Times
En junio, asistió a su primer y único evento en persona por The Burnout (2023), que salió a la venta mientras ella se recuperaba. Las entradas para la celebración en la sucursal de Piccadilly de la librería Waterstones se agotaron en un día, y hubo cientos de personas en la retransmisión en directo. Jenny Colgan, amiga y colega novelista, pidió educadamente al público que no hiciera preguntas sobre la salud de Kinsella. La gente obedeció.

Lectores de todas las edades y de muchos rincones del mundo —Pakistán, Lituania, Estados Unidos, Escocia— levantaron la mano y hablaron de lo que la obra de Kinsella significaba para ellos. Una mujer que creció en Dubái dijo que las novelas de Kinsella fueron las primeras que leyó en inglés. Otra habló de cómo los libros la conectaron con una hermana mucho mayor que ella. Otra reveló que su padre era un fan incondicional. Una mujer de la última fila preguntó cómo podía incorporar la alegría a su propia escritura.

Kinsella, frágil pero radiante con un vestido de fiesta, dijo: “Si cuentas una historia real, a la gente le interesará”.

Cuando una lectora le preguntó por su protagonista masculino favorito, Kinsella dio una mención honorífica a Luke, de Loca por las compras. Pero identificó a Nick, a quien el público conocerá pronto, como su verdadero amor. “Si lees el libro, entenderás lo heroico que es”, dijo Kinsella. “Mi marido ha sido un héroe estos últimos 20 meses”.

Colgan le hizo a Kinsella la pregunta que deja perplejos a tantos lectores: ¿Qué opina del aislamiento de la ficción femenina?

Kinsella dijo: “Creo que es una pena, de verdad, porque la comedia es unisex y la historia es unisex y no entiendo por qué tiene que estar tan polarizada”.

Colgan y Kinsella se rieron de las cartas que llegan cada septiembre, luego de las vacaciones de verano, de hombres que escriben algo así como: “Encontré tu libro en una villa. Y lo leí. Y era bueno”, dijo Kinsella. “Suenan vagamente afrentados. Es como si la portada les indicara que lo encontraban trivial, pero ¿adivinen qué? Había una historia que valía la pena leer”.

Kinsella sigue centrada en el día a día, y cada uno empieza con la misma rutina: “Henry se levanta muy temprano. Lee todo internet y me trae una taza de té y una historia esperanzadora. Me dice cosas como: ‘He leído sobre alguien que duró tanto después del diagnóstico’”.

“Quiero ser la historia de esperanza de otra persona”, dijo.

Elisabeth Egan es escritora/reportera y editora del Times Book Review. Lleva 30 años trabajando en el mundo editorial. THE NEWYORK TIMES

 

 

 

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