DEPORTES
19 de diciembre de 2021
FIESTA PATRIA CANALLA 19 DE DICIEMBRE 1995 CAMPEÓN COPA CONMEBOL

POR WALTER HUGO, ENORME RECUERDO DE UNA HAZAÑA ROSARINA VIVIDA POR ESTE EXTRAORDINARIO RELATOR PARA DAR VUELTA UN
4-0 QUE PARECIA IMPOSIBLE....
Cuando llegamos al estadio los únicos que se encontraban allí eran los técnicos de la TV brasileña. También andaba por los pasillos uno de los dueños de Traffic, la empresa que manejaba los derechos de transmisión de todos los torneos internacionales de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Marcos Lázaro tenía la copa en sus manos.
Nos habíamos conocido en la Copa América de Uruguay a mediados de año, así que vino a saludarnos y nos pidió para dejar la copa dentro de nuestra cabina. Era alta y hermosa. Brillaba. Estiré mi mano y acaricié casi reverente el frío metal de ese magnífico trofeo.
Inicié la histórica transmisión de esa noche con la copa a mi lado, hablándole:
-"Quedáte con nosotros...Te queremos acá en Rosario...hemos hablado muy bien de vos...quedáte... Te vamos a mostrar en una vitrina grande, vas a ser la primera. Allá en Brasil, ganaron muchas copas, vas a ser una más…quedáte con nosotros.”"
Lázaro me mira con cara de no entender nada. Claudio sonríe.
-Me parece que la convencí -le digo.
A las siete de la tarde se abren las puertas del estadio y empieza a ingresar la gente.
Muchos se arriman hasta nuestra cabina y nos gritan: ¡Presente! ¡Uruguayo, vine eh?!
Una hora antes de empezar el partido el Gigante lucía repleto."Hasta las banderas" como dicen los españoles. Cientos de hinchas vinieron a agradecernos por nuestra prédica de toda la semana. Casi todos hablaron en nuestra emisión previa.
Me quedó grabado en el corazón un hincha morocho, petizo, que vino sostenido por dos amigos, a decirme: -No me hagas hablar, no puedo salir al aire. Anteayer me operaron de la apéndice, me escapé del hospital, mirá...Se levantó la remera de Central y me mostró el vendaje que le cubría la zona afectada. -Te escuché toda la semana, y no podía faltar. Un nudo se me atravesó en la garganta. La noche era nuestra. El objetivo había sido largamente alcanzado.
Claudio me aprieta el brazo derecho, lo miro, me dice -No podemos perder.
Sonrío con los ojos nublados por las lágrimas, me mira, le digo -No vamos a perder.
Sonríe, lo miro, me dice -Este es nuestro partido. Sonrío, me mira, le digo -Vamos a ser campeones.
A los veinte minutos el "Polillita" Da Silva marca el primer gol. Estalló el estadio.
Se desató la locura.
"...empezó a sumar la maquinita canalla. Llegó el primero, faltan tres nada más..."grito al borde de la cordura.
Unos minutos después hay tiro libre para Central, desde una posición muy propicia.
"...es tuya Petaco, eh?...Prendéle cartucho Petaco..." clamo desde el micrófono.
Petaco metió una bomba impresionante y fue la segunda explosión de la noche, partiendo el cielo en miles de gargantas.
"...llegó el segundo, faltan dos ahora para los penales, nada más...hay muchos que empiezan a creer en los reyes magos..."
Claudio estaba intentando comentar el segundo tanto cuando aparece fulminante por derecha el cabezón Cardetti para convertir el tercero...lo interrumpo para narrar el gol. Saltaba, revoleando sobre mi cabeza la tohalla que uso para secarme la transpiración, como si fuera un hincha más en la tribuna. Los plateístas me invaden la cabina. Me abrazan. Gritan enloquecidos. Comparten con nosotros su alegría.
"...que no se rompa la noche, por favor, que no se rompa...Central está cada vez más cerca...Por qué el sueño era posible...CARAJO!!!
Nos sentíamos dueños del partido, del triunfo. Percibíamos en la piel la presencia de la enorme masa de oyentes que habíamos sabido conseguir. La ciudad nos estaba escuchando. Nos disponíamos a devorarnos el resto de la noche con la tranquilidad del que sabe que ya ganó.
Pero la cosa -de pronto- se puso difícil. El cuarto gol no llegaba. Se terminó el primer tiempo, arrancó el segundo, los minutos volaban y el gol más importante no llegaba. Tanto remar, tanto nadar y nos íbamos a morir antes de alcanzar la orilla.
Desde estudios centrales me anuncian que Radio Continente de Montevideo está tomando la transmisión. Unos minutos después me avisan que se ha sumado FM Río de Sydney, Australia. Había conocido a los hinchas de Central, instalados en aquella lejana tierra, cuando fuimos con la Selección Argentina a jugar el repechaje a USA 94. Fuimos la única transmisión para Rosario de aquel partido. Los canallas de Sydney inauguraron la filial José Jorge González, en homenaje al lateral uruguayo. Me los podía imaginar reunidos, sufriendo junto a la radio, haciendo fuerza desde el otro lado del mundo. Angustiados, impotentes. Los minutos pasan rápido y el cuarto gol no llega.
En el último instante del partido, un centro desde la izquierda del Negro Palma a la salida de un córner, cae en el área. Pobersnik la va a buscar y se lleva a dos brasileños que lo marcan. Por detrás surge Carbonari y mete de cabeza la pelota en el arco del autotrol.
Se incendia la noche de tanto grito y tanta histeria. El incendio se apaga enseguida por tanta lágrima. Tiembla el piso del Gigante. La noche se sacude, enloquecida. Grité hasta la muerte. Volví a la vida. Lloré.
"...Carbonari a forzado con este cuarto gol la definición por penales...y ya no me importa lo que pase...YO HE CUMPLIDO!!!"
En los penales la suerte nos favoreció. Digo suerte, por qué estoy convencido que hubo mucha de nuestro lado, aquella noche. Y digo NOS, porqué creo que ese partido también lo ganamos nosotros.
En el último penal, el del título -cuando Da Silva convierte el gol- en la platea de Cordiviola, frente a la cabina de la radio, muchos se dieron vuelta para no ver la definición.
Me miraban a mí. Cuando veo entrar la pelota, levanto el pulgar y sonrío. No grité el gol definitorio. Dejé que gritaran los hinchas. Los cuarenta mil que habían llenado la cancha como nunca antes. Muchos me dicen hoy: uruguayo, el gol más lindo que gritaste fue aquel del Polillita, el que nos dejaste gritar a nosotros...
En el caótico y emocionado final de la transmisión alguien le arrebató el micrófono a Claudio cuando estaba intentando hacer un análisis del partido y a los gritos, nos dijo: "...ustedes llenaron el estadio, ustedes llenaron la cancha, ustedes son también campeones..." y se fue a seguir festejando.
Nos abrazaron, lloraron con nosotros, se llevaron casi todos los papeles, bolígrafos, tohallas y cualquier elemento que habíamos usado en la transmisión, como recuerdo.
Nos hicieron sentir felices por nuestro trabajo y campeones por nuestro esfuerzo.
"...tenía que ser un 19 de diciembre. Para instaurar definitivamente la Fiesta Patria Canalla. Por aquella del 71 y la palomita festejada "in eternum". Por qué ya tenían a su prócer: Aldo Pedro Poy. Ahora tienen también su Fiesta Patria, la Batalla de Arroyito...Salud Campeones de la Copa Conmebol...
Esto es lo que vinimos a buscar...se lo ofrecemos a todos los canallas desde el fondo del corazón..."
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