DEPORTES
2 de agosto de 2021
Canotaje: Vernice fue segundo y clasificó a semifinal... El argentino cumplió una notable actuación....
Agustín Vernice se clasificó a semifinales. El oriundo de Olavarría fue segundo en su serie con un tiempo de 3m40s430c detrás del húngaro Kopasz y sueña a lo grande en la K1 1000 metros. Este lunes, desde las 22, corre la semifinal.
Agustin Vernice hizo historia este domingo en su debut absoluto en los Juegos Olímpicos: en su primera participación en Tokio 2020 finalizó en el segundo puesto de su serie y consiguió la clasificación a las semifinales en K1 1000 de canotaje. El palista de Olavarría buscará su lugar en la gran final de la prueba desde las 22 del próximo lunes con los clasificados del resto de los heats clasificatorios y el posterior repechaje. El dato importante de su gran actuación es que, con un tiempo de 3:40.43/100, terminó como escolta y se salteó de manera directa la instancia de los cuartos de final para entrar a las semifinales.
#Canotaje ¡Agustín Vernice se clasificó a semifinales! El oriundo de Olavarría fue segundo en su serie con un tiempo de 3m40s430c detrás del húngaro Kopasz y sueña a lo grande en la K1 1000 metros. ¡Este lunes, desde las 22, no te pierdas la carrera! pic.twitter.com/3MFRn3pA6r
— Deportes Argentina (@DeportesAR) August 2, 2021
“A veces peco de mal hijo o hermano por no contar lo que va pasando”, reconoce el ganador del Olimpia de plata 2017 y 2019. “Es que prefiero no hablar siempre del deporte, para desconectar un poco”. Valora que con su novia Agustina, que es arquitecta, puede hablar de construcciones en seco, lejos del agua. Sin embargo, lo que sucede en el agua no se puede dejar de citar: en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se colgó de su cuello dos medallas doradas en menos de 90 minutos.
Más allá del brillo del oro, Agustín es el primero en poner los pies en tierra: “La manera de ver donde está parado cada país es en los Campeonatos Mundiales, ya que en mi prueba, Europa posee el mayor nivel”, explica Vernice, cuyo mejor resultado en un Mundial es un séptimo puesto. “Una final del mundo puede ser igual de meritorio que una medalla panamericana”, explica quien estuvo en dos finales, “pero entiendo que llama más la atención una victoria”.
Al final tampoco es tan difícil, se requiere 14 años de entrenamiento para terminar remando en triple o cuádruple turno por día. De 8 a 12, almorzar, siesta, de 5 a 7 de la tarde y luego a dormirse plácidamente. Con esa rutina de lunes a sábados, el premio es un domingo completo de descanso. Una opción extra sería cruzar los dedos para que el clima suspenda algún entrenamiento. “Debería ser por tormenta eléctrica”, aclara Agustín, “si no se rema siempre”.
Con ese nivel de entrenamiento, otro desafío grande es mantener el peso entre dos competencias cercanas. “Llegás con semejante dolor de todo el cuerpo que es difícil comer lo suficiente, es una lucha ver el plato y tratar a terminarlo”, explica Vernice sobre la calibración fina de una máquina diagramada para remar.
“Conozco a Agustín y sé que cuando quiere algo, intenta todo para conseguirlo”, describe Claudia a su hijo, quien aclara: “Mamá es mi fan número uno. En mi primer [campeonato] nacional en San Pedro, fuimos hasta Retiro en colectivo, de ahí una combi a la ciudad y luego caminando a la carrera”. No suele fallar, atrás de cada gran campeón, hay una madre que la rema.