SOCIEDAD
8 de junio de 2024
Jugó en River, fue campeón del fútbol argentino y su vida cambió radicalmente: maneja cinco geriátricos
¿En serio tenés un geriátrico? ¿Estás trabajando ahí?”. Luciano Vella, a sus 42 años, dio un giro drástico en su vida. Sus excompañeros de Newell’s, River, Independiente, entre otros equipos, se sorprenden ante su respuesta segura, a la que le suma una sonrisa pícara.
Todos me miran raro. No lo pueden creer. Aparte, no doy el aspecto de una persona que trabaja en un geriátrico”, sostiene Vella, en diálogo con LA NACION, mientras rememora su paso por el fútbol profesional y las andanzas en el plantel de River, donde logró el ascenso a la Primera División.
Justamente cuando estuvo en el club de Núñez, en 2011, Vella empezó a proyectar su futuro. En compañía de su amigo Matías decidió plantar la semilla de lo que sería su primera residencia en Rosario, su ciudad natal. Sin tener conocimientos previos, ni una vinculación directa con el mundo de la tercera edad, el Tano entendió que el fútbol tenía fecha de vencimiento. “Siempre supe que era momentáneo”, manifiesta el ahora dueño de cinco geriátricos.
Disciplinado y metódico como en su etapa de deportista de alto rendimiento, el protagonista de esta historia cuenta cómo es su día a día y el contacto cercano con los adultos mayores: “Tengo toda mi semana programada y las que vienen, también. Empezamos con un geriátrico en 2011, nos fue bien y hoy tenemos cinco residencias. Yo me encargo de todo, específicamente del tema de la medicación. Soy el que controlo que tomen las pastillas a término y horario por prescripción médica”, aclara el rosarino que tiene a cargo 300 residentes.
A los 36 años, tras un breve paso por Arsenal de Sarandí, Vella colgó los botines. Desde ese entonces, sin tener que ir a entrenar o concentrar para algún partido del fin de semana, sus días transcurrían de manera monótona hasta que el hecho de ayudar y empatizar con los adultos mayores lo conectó con una dimensión desconocida.
“No quería quedarme en mi casa y es ahí cuando me di cuenta de que la tercera edad es algo que me gusta. Cuando uno llega a la residencia te ven como a un familiar y eso te gratifica mucho. Es una realidad que una persona va a un geriátrico en sus últimos años de vida y uno quiere darle la mejor calidad de vida posible. Nosotros intentamos darle todo lo que está a nuestro alcance”, argumenta.
A veces se perciben energías un poco bajas y uno necesita que los abuelos se activen. Desde nuestro lugar quisimos cambiar el formato tradicional de un geriátrico y armamos actividades todos los días para que se motiven y diviertan. Cuando uno ve feliz a uno de ellos es gratificante”, destacó el exlateral derecho que salió campeón con Newell’s Old Boys en 2004.
El día que “flasheó” con River y una crítica al ambiente que rodea al jugador
En medio de un clima turbulento, Luciano Vella fue oficializado como refuerzo de River en 2011, cuando, por ese entonces, el Millonario descendió a la B Nacional. Sus dos años de estadía en Núñez le sirvieron para entender la magnitud de uno de los clubes más grandes del país.
“Jugar en River me provocó un click: me sentía como Mick Jagger. En Buenos Aires me conocían todos por la calle cuando en Rosario no era así. En esos dos años que estuve sentí una exposición sin igual que capaz me condicionó y no pude rendir como yo quería”, rememora el exdefensor que pasó por varios puestos de la cancha y se acomodó a la estructura de un club que precisaba, con urgencia, retornar a los primeros planos del fútbol local.
Luciano Vella se reconoce como fanático del rock and roll y aseguró que el mundo River lo
Luciano Vella se reconoce como fanático del rock and roll y aseguró que el mundo River lo "flasheo"
En esa misma línea, sostiene que River es un club de primera línea donde el jugador solamente debe preocuparse por rendir dentro del campo de juego, “Entrás al club y tenés todo. Cuando llegué al mundo River es como que flasheé y todos hablaban que teníamos que ganar todos los partidos por goleada”, apunta el Tano, quien -párrafo aparte- se reconoce como un “fanático del rock and roll” y así lo deja ver en su piel: lleva la famosa lengua de los Rolling Stones tatuada en su brazo.
La llegada de Ramón Díaz decretó el fin de la estadía de Vella en Núñez. Por una cuestión de afinidad, rendimiento y otros factores que llevan a un futbolista a abandonar un club, su trayectoria continuó en Unión, Defensa y Justicia y Arsenal, donde su carrera concluyó.
Vella salió campeón con Newell's en el año 2004
“Me retiré de joven, físicamente estaba muy bien. Tenía propuestas para seguir, pero era más renegar que disfrutar del fútbol. Al ser grande uno se tiene que hacer responsable de situaciones que desgastan como pelearse con dirigentes por el tema de los atrasos salariales”, apunta Vella, que se dio el gusto de salir campeón con Newell’s y de integrar dos planteles de equipos representativos como River e Independiente.
Ahora, Vella disfruta de su presente. Con cuatro residencias en Rosario capital y una en Funes, en las afueras de la ciudad, donde él vive, atraviesa su vida lejos de los flashes de las cámaras y asegura que si volviera a nacer no dudaría en ser nuevamente futbolista.
por la nación y redacción.
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