“Es la pesadilla que todo el mundo temía”, así describió James Elder, portavoz de la Unicef, el fin de la tregua entre Israel y Hamás hace apenas unas horas. Y con su fin, también han vuelto los bombardeos sobre la Franja de Gaza, que ya se han cobrado la vida de decenas de palestinos este viernes. 

Los esfuerzos de última hora de Qatar, principal país mediador de esta tregua, no han sido suficientes. Al menos por el momento, ya que desde Doha aseguran que las negociaciones siguen y que la reinstauración de una tregua es una posibilidad real. 

El motivo ofrecido por Israel para terminar con estos siete días de cese al fuego fue simple: según el Ejército israelí, Hamás habría violado los términos de la tregua tras disparar supuestamente contra territorio israelí. Por su parte, el grupo armado palestino responsabiliza a Israel por no permitir la entrada de combustible al norte de la Franja de Gaza, algo que también supondría una violación del acuerdo. 

El final del pacto no llega por sorpresa. Algunos expertos señalan que Israel nunca ha tenido una voluntad real para que la tregua se extendiera mucho en el tiempo –el Ejecutivo dejó claro en todo momento que su objetivo seguía siendo el mismo: acabar con Hamás–. 

Esta fotografía proporcionada por GPO el viernes 1 de diciembre de 2023 muestra a los hermanos rehenes israelíes liberados Bilal (derecha) y Aisha Al-Ziyadne reuniéndose con su familia en el Centro Médico Soroka en Be'er Sheva, Israel. © AP - GPO

“Tienes unos días. Cuando volvamos a luchar, aplicaremos la misma fuerza y más, y lucharemos en toda la Franja”, adelantó Yoav Gallant, ministro de Defensa y exmilitar de Israel. 

Los palestinos observan la destrucción después del bombardeo israelí en el campo de refugiados de Khan Younis en la Franja de Gaza el viernes 1 de diciembre de 2023.
Los palestinos observan la destrucción después del bombardeo israelí en el campo de refugiados de Khan Younis en la Franja de Gaza el viernes 1 de diciembre de 2023. © Mohammed Dahman / AP
Una realidad de la que sus aliados internacionales, como Estados Unidos, también eran muy conscientes. De hecho, así lo expresó Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, en su reunión con Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., apenas unas horas antes de reanudar el fuego. 

“Los israelíes, que habían dicho sistemáticamente que tras la pausa -en la que se liberaron rehenes y se permitió el acceso de ayuda humanitaria a Gaza- las hostilidades se reanudarían, se mostraron inflexibles al respecto”, apuntó Jeremy Bowen, editor de la sección de Internacional de la cadena ‘BBC News’.  

Motivaciones de la tregua: los beneficios para parte y parte 
"Eso no es una operación, ni una ronda de combates, es una guerra", fueron las palabras del primer ministro Benjamin Netanyahu el 7 de octubre, tras el ataque de Hamás que acabó con la vida de 1.200 israelíes. 

Su promesa fue igualmente clara: acabar a toda costa con el grupo armado palestino Hamás, sin importar el coste —según lo que muestran los hechos— de la vida de más de 15.000 civiles palestinos hasta el día de hoy.  

No obstante, el 24 de noviembre —tras mucha mediación de países como Qatar o Egipto— se alcanzó una tregua, que contemplaba un alto al fuego en Gaza. Eso sí, a cambio de varias concesiones por ambas partes.  

Por la parte de Israel, la motivación principal fue conseguir a los rehenes de vuelta en casa. Un punto que le costó muchas críticas al Ejecutivo de Benjamin Netanyahu, sumado a la “humillación militar” —como ha denominado en repetidas ocasiones el medio israelí ‘Haaretz’— que supuso el asalto de Hamás el 7 de octubre pese a ser una de las potencias militares más desarrolladas del mundo. 

Tras los siete días de tregua, 108 israelíes secuestrados fueron entregados por Hamás a cambio de 240 palestinos excarcelados, en su mayoría menores de edad. 

“En el caso de Israel, la obtención de algunos rehenes con vida es el beneficio más claro (...), Al igual que Hamás ha sabido jugar con la carta de que respeta la vida de los rehenes a nivel mediático”, apunta al respecto Bryan Acuña, analista internacional especializado en Medio Oriente. 

Esta fotografía proporcionada por GPO el viernes 1 de diciembre de 2023 muestra a los hermanos rehenes israelíes liberados Bilal (derecha) y Aisha Al-Ziyadne reuniéndose con su familia en el Centro Médico Soroka en Be'er Sheva, Israel.
Esta fotografía proporcionada por GPO el viernes 1 de diciembre de 2023 muestra a los hermanos rehenes israelíes liberados Bilal (derecha) y Aisha Al-Ziyadne reuniéndose con su familia en el Centro Médico Soroka en Be'er Sheva, Israel. © AP - GPO
No obstante, muchos no ven tan claro qué es lo que gana Hamás con este acuerdo. En su caso, la razón no sería una, si no varias.  

“Para la organización islamista posiblemente da posibilidades de reagruparse y alistarse a una nueva escalada (…) También la liberación de presos palestinos de las cárceles israelíes es otro beneficio para la imagen de Hamás. Al igual que una tercera parte que es importante mencionar: la posibilidad de escapar para los civiles palestinos que aún estaban en las zonas centrales de Gaza y cerca del norte”, sostiene Acuña.  

"Reagruparse militarmente, liberar a presos palestinos y permitir la huida de los civiles fueron las motivaciones principales de Hamás para aceptar la tregua"

De este modo, ambos bandos habrían obtenido beneficios tanto militares como políticos. Israel ha conseguido recuperar a más de cien rehenes y Hamás ha tenido la opción de reagruparse, a la vez que ha dado un respiro a los civiles, bombardeados continuamente por Israel. 

Aunque esta tregua —como Israel dejó claro desde el principio— nunca supuso el final del conflicto. Para el Ejecutivo de Netanyahu, una de las premisas que justificarían esta escalada de la guerra es que Hamás es sinónimo de ISIS, algo rebatido por muchos expertos. 

“No puedes decir simplemente: ‘El ISIS masacró gente, también Hamás, así que son lo mismo’. Es muy superficial”, señaló Itzjak Weismann, profesor de la Universidad de Haifa que analiza movimientos y pensamiento islámicos, ante al diario ‘El País’. 

El motivo: a pesar de que Hamás se sirvió de tácticas terroristas el 7 de octubre y tiene vínculos con facciones más fundamentalistas, como la Yihad Islámica, su trayectoria es muy diferente. La violencia del Estado Islámico ha sido más amplia y abarca la esfera internacional —con atentados contra Occidente en repetidas ocasiones.  

Además, el Estado Islámico busca la instauración de un califato totalitario y Hamás “liberar la tierra ocupada por Israel” y acabar con su Estado. Objetivos diferentes que incluso les enemista entre sí.

¿Y la población civil? 
“Quienes están en el poder han decidido que se reiniciará la matanza de niños”, apuntó un funcionario de Naciones Unidas citado por el medio ‘Al Jazeera’. 

Y es que, en esto momentos, una de las preguntas que queda en el aire es qué pasará con los civiles palestinos. Este viernes, el Ejército de Israel dejó caer desde sus aviones panfletos sobre las localidades bombardeadas con un mensaje: 'Váyanse de aquí'. Pero muchos, que ya han huido del norte de la Franja de Gaza, no tienen adónde ir. Malas expectativas para la ya profunda crisis humanitaria. 

“Se está ordenando a los civiles que se desplacen hacia el sur, pero ningún lugar de Gaza es seguro debido a los bombardeos indiscriminados y los continuos combates”, escribió la organización Médicos Sin Fronteras en su cuenta X. 

“Que hay civiles palestinos que no tienen hacia dónde movilizarse, por condiciones físicas, económicas e incluso por cuestiones políticas -por ejemplo, familiares de integrantes de Hamás-, o quedan en medio de operaciones militares y mueren, es un hecho”, apunta Acuña. 

Cerca de dos millones de personas están hacinadas en el sur del territorio, donde Israel pidió a la gente que se refugiara al comienzo de la guerra. Sin acceso seguro al norte de Gaza, su única opción es moverse dentro del área de 220 kilómetros cuadrados, que ahora tampoco es segura tras las promesas de “expansión” de la guerra.  

Los palestinos heridos en el bombardeo israelí de la Franja de Gaza son llevados a un hospital en Khan Younis, el viernes 1 de diciembre de 2023.

Algo que no tiene contenta a la comunidad internacional, ni si quiera a los aliados de Israel. Estados Unidos ya ha dicho que espera que Israel “respete la vida de los civiles” y ha abogado por renovar la guerra.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas ha condenado el fracaso de las negociaciones y la reanudación del fuego. “Lamento profundamente que se hayan reanudado las operaciones militares en Gaza. Aún espero que sea posible renovar la pausa que se estableció. El regreso a las hostilidades solo demuestra lo importante que es lograr un verdadero alto al fuego humanitario”, apuntó Guterres en redes sociales. 

Naciones árabes de la región, como Turquía o Irán -aliado de Hamás-, también condenan los nuevos bombardeos de Israel, país al que denominan como “genocida”. 

Una presión sobre los civiles palestinos también tendrá consecuencias a nivel regional. Con la sobrepoblación del sur de la Franja, nuevos ataques israelíes en la zona dejarían a los palestinos sin muchas opciones. Y una de ellas podría ser movilizarse hacia Egipto por el paso de Rafah. 

Pero esto sería traspasar una línea roja para El Cairo. Desde el comienzo de la guerra, el Ejecutivo egipcio ha dejado claro que no planea aceptar refugiados porque teme que Israel nunca los deje volver y por lo que alega como “motivos de seguridad”. Algo que reduce aún más las alternativas de los civiles palestinos. 

Tras una tregua, de la que no hay muestras que se vaya a reanudar en un futuro cercano, los civiles palestinos vuelven a estar contra las cuerdas. por redacción y france 24.

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