La Fundación Barry, una organización sin fines de lucro que se hizo cargo de la cría del perro en 2005 en el criadero de San Bernardo más antiguo del mundo en lo alto de las montañas suizas, ha ayudado a los perros en la transición a su nuevo papel como perros de apoyo terapéutico y educativo para personas vulnerables.

"Hoy en día, el San Bernardo es una raza que trabaja en el ámbito social", afirmó Andrea Zollinger, portavoz de la fundación, durante una visita a su criadero en la ciudad de Martigny, cerca de las fronteras de Italia y Francia.

"Los perros trabajan en hospitales, en residencias de ancianos con personas mayores. Ayudan a las personas en tratamiento, se reúnen con niños y presos. Hacen maravillas".

Los perros participan cada año en unos 600 compromisos en toda Suiza. Apoyan el bienestar de las personas con trastornos del espectro autista y otras necesidades especiales, y ayudan a los profesionales médicos a llevar a cabo rehabilitación psicosomática y psicosocial.

"Participan con gusto", afirmó Zollinger. "Les encanta."

Los visitantes también pueden ver a los perros en Barryland, un parque temático que cuenta con un museo e instalaciones para perros.

'UN SÍMBOLO FUERTE'

El 28 de agosto, nacieron siete cachorros, cinco hembras y dos machos, de uno de los perros de la Fundación Barry, Roxy.

Los cachorros apenas comienzan a explorar su entorno, se empujan en la hierba y prueban las croquetas por primera vez.

Son descendientes de Barry I, un San Bernardo al que se le atribuye haber salvado las vidas de más de 40 personas en el Paso del Gran San Bernardo a principios del siglo XIX.

Al igual que sus predecesores, Barry I vivía en un hospicio fundado por monjes del siglo XI para ayudar a los peregrinos y otros viajeros que realizaban el peligroso viaje a través de los Alpes.

Las crónicas de viajeros y las historias de soldados que habían cruzado el paso con Napoleón en 1800 ayudaron a forjar la reputación de los perros como compañeros obedientes con una extraordinaria capacidad de rescate.

"Tienen un gran sentido del olfato", afirma Anne Hölzer, responsable de formación en la Fundación Barry. "Como son altos y anchos, los perros se utilizaron para despejar el camino nevado para los rescatistas en el paso".

Hoy en día, los rescates alpinos tienden a contar con la ayuda de perros más pequeños que pueden ser transportados más fácilmente en helicóptero en comparación con los San Bernardo.

Pero Suiza no está menos apegada a su perro favorito.

"Es un símbolo muy fuerte de Suiza", afirmó Zollinger. "Creo que mucha gente está comprometida a mantener a este perro en buena forma y de acuerdo con los estándares de la raza".