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21 de junio de 2023

La sexualidad para los judíos ortodoxos, y homosexualidad

Si seguimos el Génesis 1:28, Dios bendijo a la primera pareja y le ordenó crecer y multiplicarse. La tradición judía considera esto como una obligación positiva. El hombre está obligado a procrear para asegurar la descendencia. Los rabinos del Talmud aceptan esta obligación y dicen que el sexo debe disfrutarse.

TALMUD: Libro que contiene la recopilación de la tradición oral judía acerca de la religión y las leyes (Misná) y los comentarios a la Misná (Guemará).
"así como el Talmud es, en términos generales, una interpretación abierta de la Torá, así la cábala pretende penetrar en su sentido oculto, desarrollando a tal efecto un saber esotérico, hondo y misterioso"
 

El sexo en el judaísmo ortodoxo

Se reconoce la necesidad del matrimonio y se establece que los seres humanos deben satisfacer las necesidades sexuales de su pareja con una actitud de mutuo respeto y consideración.

Otras especificaciones de la sexualidad en el judaísmo ortodoxo

El judaísmo busca establecer límites en el sexo, pero evita la excesiva disciplina o ascetismo. Considera la moderación sexual y el autocontrol como esencial para llegar a la santidad.

El hombre debe lograr dominar sus impulsos, es cuando el sexo es bello y positivo. Rechaza el concepto de la sexualidad como un acto pecaminoso o vergonzoso.

Las llamadas conductas sexuales inmorales como la sodomía, el incesto o el adulterio son consideradas como ofensivas a Dios y la sociedad. Si los impulsos sexuales son incontrolados e inmoderados afirma que destruyen a los individuos y a la sociedad.
El matrimonio judío se remonta a la época bíblica. Si seguimos el Génesis 2:18, después de crear al hombre, Dios decidió que no era bueno que estuviese solo y creó a la mujer para que le acompañara.

Se reconocen los derechos conyugales de la mujer, pero están totalmente subordinadas las relaciones sexuales a la necesidad de procrear.

Los judíos compartían los mismos conceptos que los pueblos vecinos en cuanto a la poligamia y la posición social de las concubinas consintiendo estas prácticas. Sin embargo, condenaban las perversiones sexuales, el adulterio y el incesto.

Se imponen multas y castigos por violación y seducción según queda reflejado en la Biblia y se condenan las orgías sexuales que acompañaban los rituales de otros pueblos.

La legislación bíblica establece otras prohibiciones tales como el que un hombre use vestidos de mujer o viceversa o que tenga relaciones cuando la mujer está en su periodo menstrual.

Otras prohibiciones sexuales en el judaísmo

Las autoridades rabínicas establecieron en la época talmúdica una serie de medidas restrictivas para evitar la promiscuidad. No se consideran adecuados los juegos entre jóvenes de ambos sexos.

El hombre no debe abrazar o besar a una mujer, a menos de que estuvieran casados. El matrimonio se consideraba el estado ideal para todo ser humano.

La mujer en la sexualidad judía

El hombre tiene la obligación de alegrar a su mujer por ser ella el hilo conductor con el creador. Del Zóhar se desprende, que para poder entrar en comunión con Dios, el cabalista deberá casarse primero.

Se sostiene que la soltería no conduce al estado de estar completoLa Shejiná y la mujer son figuras que completan la esencia masculina, a pesar de ser considerada la mujer por la mayoría de los cabalistas con un rol eminentemente pasivo.

Todos los códigos religiosos prohíben cualquier manifestación de afecto a una mujer que no sea la propia. Por ello, el hombre no debe tocar a una mujer extraña ni sostener su mano.

Los judíos observantes evitan por ello cualquier contacto físico aún con sus propios familiares.

La homosexualidad y el judaísmo

La homosexualidad es un tema de debate dentro del judaísmo. Las primeras referencias se remontan al libro bíblico Levítico que describe las relaciones sexuales entre varones como una abominación y podría conllevar la pena capital como castigo.

La principal visión del judaísmo es considerar la homosexualidad como algo pecaminoso, al verlo categóricamente prohibido en la Torá. Esta es la visión por ejemplo del judaísmo ortodoxo aunque no del judaísmo reformista ni del judaísmo reconstruccionista.

 

Como vemos, dentro del mundo judío existen diversas corrientes teológicas. El Judaísmo reformista, desde 1977, viene abogando en Israel por la aceptación de la homosexualidad y los derechos de las minorías sexuales.

El judaísmo no prohíbe la homosexualidad, sino los actos homosexuales. El judaísmo no condena solamente la relación sexual entre miembros del mismo género, la prohibe en cualquier manifestación que no sea dentro de la pareja heterosexual casada. O sea, la postura del judaísmo ante la expresión sexual no es discriminatoria, sino exclusiva.

Hay que distinguir entre individuos homosexuales y actos homosexuales. El judaísmo acepta al individuo con tendencias homosexuales como miembro pleno del pueblo judío. Esto no quiere decir que pueda hacer lo que se le antoje.

La Torá prohíbe expresamente dar expresión física a los deseos homosexuales, ya sea tanto de índole masculina como femenina. Lo considera una abominación como se comprueba en el Levítico 18:22. El hecho que uno nazca con determinada tendencia no lo transforma en una alternativa de vida válida.

La Torá es la que define para el mundo judío cuales son las tendencias válidas y cuáles no. El hombre fue creado con el poder procreativo con el objetivo de usarlo para poblar la tierra. Es su deber primario. Desviar ese potencial y usarlo sólo para el placer personal, atenta contra la naturaleza humana innata de dejar descendencia.

La prohibición de la Torá de dar expresión a la homosexualidad se puede ver también no como una condena y discriminación, sino como una mano fuerte de apoyo y de estímulo para la persona que tiene tendencias homosexuales, diciéndole que si realmente quiere, puede lograr superarla y canalizar su sexualidad de una manera productiva, equilibrada y sana.

Lo que distingue al hombre del animal es que el animal está dominado por su instinto, mientras que el hombre lo domina, canaliza y sublima.

El matrimonio judío

La sociedad judía es endogámica y el matrimonio sirve para consolidar el linaje. El levirato es una institución nacida del patriarcalismo, establece según el Deuteronomio que si un varón no tiene descendencia, el hermano soltero de más edad debe contraer nupcias con su cuñada viuda.

Esta no puede casarse con un extraño de manera que el primogénito que tengan llevará el nombre del hermano fallecido para que de esta forma no desaparezca su estirpe.

El matrimonio judío

 

El Génesis presenta el matrimonio judío desde dos vertientes: la económica y la religiosa. Si se realiza el matrimonio, la afectividad pasa a un plano secundario a favor de los intereses familiares. El padre ejerce la autoridad sobre el destino de los hijos. La elección del cónyuge se hace con gran detenimiento.

Contraer matrimonio en el mundo judío es formar una empresa que busca lograr la perpetuación patrimonial, familiar y generacional.

Contraer matrimonio es una obligación y se procura que sea antes de cumplir los veinte años. Existe la excepción a esta norma para todos los judíos que estudian la Torá.

La mujer en el día de su casamiento recibe bajo la jupá, una "ketuvá" en la cual están escritas y especificadas las obligaciones del hombre para con ella. Aquí vemos cómo los Sabios se han ocupado de proteger a la mujer, incluso respecto de sus necesidades materiales, como es tener una casa para vivir, ropa, comida, etc.

La jupá estipulaba las obligaciones del hombre con la mujer en el matrimonio

La pareja para el judaísmo no sólo se une bajo la Jupá, sino que se reúne. La pareja comparte una misma alma que, al nacer, se divide en dos, y al casarse vuelve a reunirse.

En otras palabras, los dos son partes incompletas de una unidad hasta el momento de reencontrarse en matrimonio.

La institución del matrimonio es una idea Divina que sirve para más que simplemente formalizar una relación. Deben respetarse las instrucciones que Dios nos dio, para que el matrimonio funcione.

El casamiento judío representa también la unión entre Dios y el pueblo judío celebrado en el Sinaí por medio de la entrega de la Torá. Muchas de las costumbres en el casamiento judío reflejan dicho paralelismo.

Cuan

Para casarse, el rabino pide la Ketubá de los padres de ambas partes o en caso que estén divorciados, pedirá una copia del Guet. Solicita una copia de las libretas de matrimonio de los padres o las partidas de nacimiento de los interesados.

La Ketubá es un documento legal en el cual están marcadas las responsabilidades que el marido asume para con su esposa. El objetivo de la misma es proteger la dignidad de la esposa judía. Para ser válida debe estar escrita correctamente.

do la pareja toma la decisión de casarse, siempre deben consultar con su Rabino, para establecer si pueden casarse o no por Jupá. Hay que determinar también si la fecha en la que quieren casarse es permitida para realizar casamientos.

Para poderse casar ambos deben ser judíos, solteros, y no hijos del adulterio. Esto es un problema serio en caso de una mujer casada, que aunque tenga el divorcio civil no haya recibido el Guet (divorcio religioso) y tuvo hijos con otro hombre.

El matrimonio debe ser el fin de todo judío como lo marca la Torá. El judaísmo consagra la legitimidad de la vida sexual dentro del matrimonio. El que no tiene descendencia comete un pecado similar a delitos considerados importantes.

La doctrina rabínica establece dentro del matrimonio la frecuencia del coito conforme a la actividad profesional del varón y fija un periodo de abstinencia no superior a dos semanas. Sin embargo, existe una corriente restrictiva o ascética que considera esto lo máximo.

El Talmud valora que el marido ha de atender especialmente las necesidades sexuales de su mujer: antes de iniciar un viaje, en las vísperas de la menstruación, la noche de la inmersión en el baño ritual o mikveh.

La importancia del deseo femenino es reconocida incluso durante el embarazo, cuando no existe, obviamente, posibilidad de una nueva concepción.

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