ARGENTINA
19 de marzo de 2023
Inflación de tres dígitos: un mal que requiere medidas urgentes en un año electoral
Un importador de productos esenciales para vehículos recibió una noticia: de las 6000 unidades por mes que tenía como cupo para vender en los seis locales que conforman su red ahora debería arreglarse con 800.
Además de esa novedad, le llegó una advertencia muy concreta cuando le “pidieron” que no cerrara ninguno de los comercios. “¿Cómo hago para mantener el circo?”, preguntó. “Multiplicá por cinco; ya está hablado con el Gobierno”, fue la respuesta que le vino del otro lado de la mesa donde estaba sentado.
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El ministro de Economía, Sergio Massa, le pidió al campo que “le adelante el aguinaldo”. Aquel arreglo con los dueños de la oleaginosa exportable se llamó dólar soja. Durante un par de meses, la Argentina fue una romería de dólares frescos cuando los silobolsas se vaciaban y se liquidaban los granos que esperaban un tipo de cambio más favorable. Sucedió que la dupla integrada por el presidente Alberto Fernández y el titular de Hacienda lanzó una “promo” y le reconoció al sector por unos días un tipo de cambio especial de $200 en lugar de los $140 de entonces. La “promo” de septiembre de 2022 tuvo tanta aceptación que a fines de noviembre se lanzó la segunda versión. La primera recaudó algo más de US$8000 millones; la segunda, US$3154 millones. Luego, el Banco Central se dio vuelta y vendió los billetes que pagó caro a un precio menor. La diferencia la emitió.
Paralelamente, la AFIP fichó una recaudación récord producto del aumento en las retenciones que se calcularon sobre un precio más alto. De la caja registradora del organismo pasó al Tesoro. El Gobierno lo metió en el presupuesto y lo gastó.
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Corría 2020 y la Argentina salía de una enorme restricción monetaria que había acordado el gobierno de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Empezaba la pandemia y la paralización de la economía generó que a aquella falta de efectivo se sume una alta demanda de dinero. “La gente quería pesos”, recuerda María Castiglioni, economista de C&T Consultores. Ante esta situación y la emergencia, el Gobierno puso en marcha la máquina de fabricar billetes. Para julio de 2020, era tal la necesidad de emitir que, frente al temor de que falte dinero, el Gobierno ordenó la compra de una partida de papeles de $1000 a la Casa de Moneda y Timbre de España. La demanda de dinero se desinfló; la emisión siguió. Esos pesos quedaron en una ronda de la economía doméstica.
Los párrafos que preceden no son más que tres de decenas de medidas que tomó la Casa Rosada en los últimos años y que no hicieron más que aportar a un cóctel explosivo que le llegó en pleno año electoral y que elevó la inflación a un rango de más de 100% anual (fue 102,5% en febrero). “No hay ninguna posibilidad de que esto baje si no se hace un plan integral. Además, es imposible avanzar si no se baja el nivel de gasto público. El tema fiscal está sin control”, dijo Hernán Lacunza, exministro de Economía en la última etapa de Macri y una de las cabezas económicas de Cambiemos.
No hay ninguna posibilidad de que esto baje si no se hace un plan integral. Además, es imposible avanzar si no se baja el nivel de gasto público. El tema fiscal está sin control”, dijo Hernán Lacunza, exministro de Economía en la última etapa de Macri y una de las cabezas económicas de Cambiemos.
Lo primero es mirar de cerca este índice de febrero que superó al de enero y que, además, estará cercano al de marzo, según calculan los analistas. Unas décimas más o unas menos, da lo mismo, el ritmo de tres cifras anuales no se detiene. Luego sí, cambiar la lente y relojear algo más par atrás y divisar lo que viene para adelante. “No hubo sorpresa, porque se sabía que la carne iba a impactar en el dato de febrero (6,6% mensual). Y el número de marzo también va a ser alto. Esa es la lectura de corto plazo, no hay ninguna novedad. Sigue a niveles de 100%”, dice Fernando Marull, economista y socio de FMyA .
Miguel Kiguel, director ejecutivo de Econviews, dijo que lo primero que pensó cuando escuchó el índice es que la tendencia ya no se podía remediar en el año. “Este Gobierno ya no puede controlar la inflación. El gran problema es la falta de un programa integral. La inercia que tiene es imparable”, dijo a LA NACION.
Pero vale la pena una mirada cercana para entender los efectos que tiene semejante porcentaje de aumento de los precios. “El Índice de Precios al Consumidor Nacional sin Estacionalidad (Ipcse) aumentó un 6,9% en febrero, luego de haber subido un 6,4% en enero”, publicó Martín Rozada, director de la Maestría en Econometría del Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella.
Miguel Kiguel, director ejecutivo de Econviews: “Este Gobierno ya no puede controlar la inflación. El gran problema es la falta de un programa integral. La inercia que tiene es imparable”. - Créditos: @Daniel Jayo
El economista contó que hay un dato que tendrá consecuencias en el índice de pobreza: “En febrero, la tasa de inflación que enfrentaron los hogares de menores ingresos fue de 7,4%, mientras que para los hogares del 20% de mayores ingresos fue de 6,6%”, explicó. Según los cálculos, de acuerdo a la evolución del precio de los alimentos, pues el indicador de pobreza será mayor. “El Indec abrió los datos del tercer trimestre de 2022 y, aunque se publicará todo el semestre a fin de mes, ya se puede calcular. En julio, agosto y septiembre del año pasado la pobreza llegó a casi 38%. Y eso que está el efecto aguinaldo. El último trimestre de 2022 será mucho mayor y estará en un rango de 40%. Luego el Indec promedia el semestre, pero ya estará en ese rango”.
¿Qué pasará este año? “La pobreza se calcula con la canasta de Gran Buenos Aires. Ahí, el precio de los alimentos y bebidas avanzó 10,2%. Es decir, aumentará la canasta y los salarios no la van a poder seguir. La pobreza podría estar entre 43% y 44% en el primer trimestre del año”, aclaró.
María Castiglioni, economista de C&T Consultores: "El futuro les llegó a ellos. El gobierno de Cristina Kirchner pudo pasar muchas medidas urgentes a la administración Macri. Ahora es imposible, quedan muchos meses y no se me ocurre qué tipo de medidas pueden tomar que tengan efectividad en medio de un período de elecciones”. - Créditos: @PATRICIO PIDAL/AFV
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Para el economista Amílcar Collante, había algún indicio por el dato de enero: “Se esperaba, pero el problema es que la economía naufraga sin anclas. El dato implica un escalón más en la nominalidad, ya que está en torno al 7% mensual, lo que da 125% anualizada. Cuando digo ancla me refiero a que no hay política cambiaria, ni monetaria, ni fiscal. En este año electoral hay muchas dudas respecto de que se pueda ajustar el déficit fiscal. Las expectativas están disparadas”.
Justamente, pararse en las expectativas es una manera de empezar a mirar para adelante. “El futuro les llegó a ellos –resume Castiglioni–. El gobierno de Cristina Kirchner pudo pasar muchas medidas urgentes a la administración Macri. Ahora es imposible, quedan muchos meses y no se me ocurre qué tipo de medidas pueden tomar que tengan efectividad en medio de un período de elecciones”.
Fernando Marull, economista y socio de FMyA: "En los últimos cuatro años se emitieron casi 20 puntos del PBI, casi cuatro bases monetarias de las de hoy. Se le pidió mucho al demandante de pesos y ya no quiere más” - Créditos: @PATRICIO PIDAL/AFV
Uno de los grandes interrogantes del mercado es si habrá decisión de hacer frente a una inflación de tres dígitos con algún paquete de medidas en un período en el que la Argentina está a meses de consagrar un nuevo presidente. “Vamos a mirar muy de cerca los movimientos del Gobierno, porque puede comprometer a la próxima administración”, dicen en una de las usinas económicas de Cambiemos. Es imprescindible tener clara las causas para poder diseñar un plan de acción. Y en ese lugar central que la medicina llama diagnóstico sobre el que se piensa la solución a la enfermedad, pues es donde el Gobierno tiene una brújula que apunta al oeste un día, al sur otro y al este un tercero, pero jamás al norte.
El Presidente colocó para su discurso una cinta que de tan gastada, remanida y desactualizada ya nadie escucha. Repite unas pocas palabras para justificar el fenómeno: la pandemia, la guerra en Ucrania, los medios y los especuladores. Ante este diagnóstico colocó al secretario de Comercio, Matías Tombolini, frente a la lucha contra estos últimos, quien, junto a Massa, Cristina Kirchner, La Cámpora y los camioneros que controlan las góndolas crearon Precios Justos. Los alimentos y las bebidas están entre los rubros que más crecen (9,8% en febrero).
“El Índice de Precios al Consumidor Nacional sin Estacionalidad (Ipcse) aumentó un 6,9% en febrero, luego de haber subido un 6,4% en enero”, publicó Martín Rozada, director de la Maestría en Econometría del Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella.
“La inflación de 2023 tiene todo componente local –dice Marull –. La de 2022 tenía algo de Ucrania, pero esta no, es inercia de desequilibrios macro”. Es necesario mirar las causas para entender por qué la Argentina llegó a este extremo. Más allá de algunas pequeñas discrepancias, entre los economistas hay bastante coincidencia en que se trata de una crisis que tuvo su origen en el desborde fiscal de los últimos años. Castiglioni dice que Alberto Fernández “se enamoró de la cuarentena y cerró la economía más tiempo del necesario”, y agrega: “Eso generó que en poco tiempo se haya comido todo el ordenamiento que había hecho Macri. Por ejemplo, el déficit que se había controlado”. Desde entonces, el Estado se acostumbró a gastar más de lo que recauda. Y para financiarse pidió auxilio al Banco Central. “Al principio, lo hizo con emisión; ahora, mediante otras vías, como el dólar soja, la recompra de bonos del Tesoro para sostener el mercado de bonos y las Leliq”, dice.
Un dato. Tal como escribió Javier Blanco en LA NACION, en febrero, la deuda remunerada (pases y Leliq) que asumió el BCRA por retirar del mercado parte de los pesos que emitió de más marcó un nuevo récord nominal, al superar los $11 billones. Pasó un mes y la marca se supera.
Amilcar Collante, economista
Lacunza apunta una cifra: “En los próximos dos meses hay vencimientos en manos de privados [se supone que los que están en la cartera de organismos públicos serán refinanciados] por US$2200 millones mensuales”. Se requiere “demanda de dinero” para lograrlo. Castiglioni dice que hay un bien que está sobreofertado y que a diario pierde valor: el peso.
“Como consecuencia del desborde fiscal de los últimos años se produjo un desborde monetario. Eso generó que el Gobierno se haya quedado sin mercado, porque inundó de papeles a los bancos y a la economía –sostiene Marull–. En los últimos cuatro años se emitieron casi 20 puntos del PBI, casi cuatro bases monetarias de las de hoy. Se le pidió mucho al demandante de pesos y ya no quiere más.”
En Cambiemos creen que habrá un nuevo dólar soja, por lo que esperan más inflación. “La consecuencia de todo es que se terminó de destruir la moneda por una causa fiscal. Se necesita con urgencia un plan de estabilización para salvar al peso. La propuesta de [Javier] Milei es darlo por muerto. Yo creo que puede haber alguna chance de curar la moneda, pero hay que operar con urgencia”, finaliza Marull. Se trata, pues, de la muerte o de una actuación para depositar al peso en terapia intensiva. Lo grave es que el médico no sabe siquiera dónde dejó el estetoscopio.por la Nación
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