Leandro Paredes no jugó mucho tiempo en Boca. Apenas 31 partidos (solamente 13 como titular) desde su debut en noviembre del 2010 hasta su transferencia a Roma. Cuando apareció en Primera, Juan Román Riquelme era el dueño de la posición de enganche y al volante le pesó la mochila de ser su sucesor natural. Aún así, fue directo a la Serie A y forjó una carrera impecable que tuvo su momento de gloria en Qatar, como parte del plantel de la Selección argentina que logró ganar la Copa del Mundo.

Desde que se fue hace ya una década, el mediocampista avisó que algun día volvería a La Bombonera. En cada entrevista, la consulta es recurrente y la respuesta es la misma. Sin plazos, pero con la intención de regresar en plenitud. "Soy joven todavía para pensar en el regreso a Boca, quiero quedarme mucho tiempo en Europa y después volver al club", dijo en junio del 2022, cuando volvió al estadio del Xeneize como hincha y fue ovacionado luego de ganar la Finalissima.
Sin embargo, cuando todavía tiene 28 años y mucho hilo en el carretel, lentamente las señales invitan a soñar a los Xeneizes. Desde su última etapa en PSG y luego con su pase a Juventus, nunca encontró la titularidad indiscutida. Y, como si fuera poco, la Vecchia Signora atraviesa severos problemas legales que lo obligarían a desprenderse de los contratos más altos que finalizan el 30 de junio. Uno de ellos, el de Paredes.

A todo este panorama contractual, una historia de Instagram fue tomada como guiño el domingo en el que Boca jugaba ante Central Córdoba: en la misma, citó una imagen de un fanático sentado a unos metros de La Bombonera con la camiseta azul y oro, con el 5 que utilizaba Paredes y la frase "Falta mucho, loco?". El jugador le sumó corazones con los colores del club y lógicamente se viralizó de inmediato.

¿Todo esto significa que el 1° de julio será anunciado como refuerzo? Por supuesto que no. Por edad, rendimiento y la chapa de campeón del mundo, las ofertas abundarán si queda libre de la Juve. Por otro lado, las trabas económicas en Argentina hacen prácticamente imposible pagarle el salario en dólares a un jugador de semejante renombre. Sin embargo, la ilusión ya se vive en La Ribera, a la espera de un acto de amor similar a aquel de Juan Román Riquelme en 2007, cuando dejó todo en Europa para darle la última etapa de su carrera al club de sus amores. por redacción y goal

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