TRASCENDENTE
26 de enero de 2023
El giro de Máximo Thomsen: de 'Machu', el líder inmutable de la manada, a llorar en el alegato final

El joven rugbier, de 23 años, es sindicado como el cabecilla del ataque a Fernando por la Fiscalía y la Querella. Al cerrarse los alegatos, volvió a hacer uso de la palabra y entre lágrimas pidió perdón a los padres de Báez Sosa. Aun así, repitió lo de murió un chico de nuestra edad
Máximo Thomsen es el líder de la manada y el general que espera a que sus soldados lleven adelante la maniobra. Con estas frases la querella definió al rugbier cuya situación es la más complicado en el marco del asesinato de Fernando Báez Sosa. El joven oriundo de Zárate es el principal acorralado por las pruebas científicas y el testimonio de los testigos; a lo largo del proceso de lo vio pasar del famoso pacto de silencio a las lágrimas dentro de la sala y frente al Tribunal, siendo el segundo en declarar.
A Thomsen se lo vio dentro del boliche Le Brique de Villa Gesell pasándose el dedo índice por debajo de su cuello y señalando a Fernando. Después se lo observa ser expulsado del local inmovilizado entre dos patovicas pero ofreciendo una feroz resistencia. Múltiples testigos lo vieron golpear a la víctima considerando que lo hacía con saña e intención de matar, alejarse con la camisa abierta, y después fue él quien inculpó a un inocente -Pablo Ventura-, que estaba a cientos de kilómetros, como autor del hecho.
Los Demoledores, nombre del grupo de Whatsapp que integraba, tenían un historial de violencia comprobado en la localidad bonaerense de Zárate. Desde antes del homicidio de Báez Sosa ya habían sido definidos como miembros de un grupo muy violento y vecinos y conocidos expresaron que se habían registrado otras peleas con heridos donde ellos -Máximo y otros de los imputados- eran protagonistas.
Incluso, durante el inicio de las audiencias del juicio, se viralizó un video suyo en el cual se aprecia los indicios de la fuerza que ejercía y poseía al golpear una bolsa de boxeo. El clip lo muestra pegándole fuertemente a la bolsa durante un entrenamiento, aunque no trascendió la fecha del mismo y en ningún momento fue incluido como material de prueba.
Ese joven, acusado de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” junto a otros siete amigos, este jueves volvió a quebrarse ante el Tribunal Oral Criminal N°1 de Dolores. Lo hizo al brindar sus últimas palabras en los alegatos finales, donde pidió perdón a Silvino y Graciela, padres de Fernando, y manifestó: Jamás hubiese pensado que algo así iba a pasar, jamás tuve intención; ojalá pudiese volver el tiempo atrás y revertir todo esto, pero no podemos, sé que las disculpas a veces no alcanzan...
Las pericias corroboraron que la víctima tenía marcada la zapatilla del rugbier en la cara, y a su vez el calzado tenía sangre de Fernando. Horas después del crimen fue a comer a un local de McDonald’s con Lucas Pertossi como si nada hubiese pasado.
Se ve como Thomsen le pega a Fernando, dijo también la Fiscalía durante la lectura de alegatos. Hubo 23 testigos presenciales del hecho, tenemos prueba pericial de Thomsen, como ser la zapatilla que quedó plasmada en el rostro de Fernando Báez Sosa.POR REDACCIÓN Y PERFIL
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