El 20 de agosto del año pasado puso fin a la temporada amargado por su lesión crónica en el pie izquierdo. En septiembre, se le vio con muletas. En noviembre, le soltó a Carlos Moyá una de esas frases que le definen: “A tope. Y si me rompo, me rompo”. Llegó al Abierto de Australia y lo ganó remontando dos sets a Daniil Medvedev (“El título más inesperado de mi carrera”, confesó). Grand Slam número 21 al raquetero.

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Después aterrizó en Roland Garros cojeando. Sin ningún título en tierra y dejando una imagen aterradora frente a Denis Shapovalov en Roma, ante el que pasó un suplicio. Con el pie adormecido por la anestesia, Rafa fue capaz de dejar en la cuneta a Auger-Aliassime, Novak Djokovic, Alexander Zverev y Casper Ruud. Al número uno y a aspirantes a serlo. Dio igual: 22 Grand Slam. Y en Wimbledon y tras someterse a un tratamiento innovador (la última bala...), el pie le da tregua pero su abdominal estalla frente a Fritz. Su padre Sebastián y su hermana Maribel le instaban angustiados a que se retirara. Pero aguantó. Al límite. Como muchas otras veces en su carrera. Ahí está. En semifinales de Wimbledon. Y mañana será otro día... Otro día para seguir creyendo en milagros. Nadal camina o revienta.

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Nadal es más fuerte que el dolor 

Después de 1.275 partidos jugados en el circuito ATP, de verle conquistar 92 títulos, 22 de ellos en torneos de Grand Slam, y de más de 17 años consecutivos sin salir del top-10 mundial, parece difícil que Rafa Nadal nos pueda sorprender con algo nuevo. Pero nunca para de hacerlo. Nunca. Sin salir del presente curso, lo hizo en el Open de Australia, que ganó unas semanas después de haber estado meditando la retirada; lo hizo en Roland Garros, donde sumó su 14ª corona, un récord galáctico, poco después de haberse arrastrado por las pistas de Roma… Nadal ha dominado los dos grandes de la temporada a la pata coja. Su relación con las lesiones siempre ha sido estrecha, una constante que no le ha impedido superarse, ser más fuerte que el propio dolor. Rafa lo volvió a hacer. Una vez más.

Un problema abdominal le tuvo prácticamente KO en su combate frente a Taylor Fritz, un rival ante quien había pasado por una experiencia similar en la final de Indian Wells, aunque allí sucumbió, pese a resistir el embate con una fisura de costilla. Este miércoles hubo momentos en los que tenía más facilidad para restar que para servir. Todos los indicios conducían a una dolorosa derrota. Hasta su padre, Sebastián, le invitó a retirarse desde la grada. Pero Nadal continuó sobre la hierba de Wimbledon. Nunca abandona. Readaptó su saque, convivió con su inseparable compañero, el dolor, y levantó una situación increíble para meterse en semifinales, todavía con fuerzas para, después de más de cuatro horas en pista, decantar a su favor el punto más largo del partido, con 25 golpes, durante el decisivo supertiebreak. Ahora le espera Nick Kyrgios, un terrible rival sobre esta superficie, con Novak Djokovic al acecho para una hipotética final. No parece en el mejor estado para superar estos tremendos desafíos. Pero con Rafa, nunca se sabe. Nunca para de sorprendernos. Porque es más fuerte que el dolor.FUENTE AS

“Sinceramente, no puedo darte una respuesta clara porque si te doy una respuesta clara y mañana pasa otra cosa, seré un mentiroso”.

Nadal se tomó un tiempo de espera médico contra Fritz, el undécimo sembrado, durante su salida de cuartos de final para recibir tratamiento por la lesión y dijo que tenía que ajustar su juego para seguir jugando.

El español, sin embargo, consideró retirarse muchas veces durante el certamen. "Solo quería darme una oportunidad. No es fácil dejar el torneo, no es fácil dejar Wimbledon, incluso si el dolor era fuerte", dijo la ganadora de 22 Grand Slam.

"No sé. Quería terminar. Luché. Orgulloso del espíritu de lucha y la forma en que logré ser competitivo en esa condición".

Nadal dijo que estaba preocupado por la lesión y que se someterá a más exploraciones el jueves antes de tomar una decisión sobre continuar compitiendo en el Grand Slam sobre césped.

"Estoy acostumbrado a aguantar el dolor y jugar con problemas", dijo Nadal, quien jugó y ganó Roland Garros con inyecciones de analgésicos antes de cada partido y solo confirmó su participación en Wimbledon después de que un tratamiento de radiofrecuencia le aliviara el dolor en el pie.

“Saber que, cuando siento algo como lo que sentí, es porque algo no va bien en el abdomen. Pero vamos a ver. Yo tuve estos sentimientos por un par de días. Sin duda, hoy fue el peor día, tiene ha habido un aumento importante del dolor y la limitación", dijo.

Rafa Nadal no dio garantías de que pueda presentarse a su semifinal de Wimbledon el viernes contra el australiano Nick Kyrgios después de que el español jugara con una lesión abdominal para vencer a Taylor Fritz en un partido absorbente.

Luchando contra una dolencia física, Nadal pareció estar cerca de retirarse a mitad del partido el miércoles en la cancha central, pero encontró la voluntad para vencer a Fritz en cuatro horas y 20 minutos.