En los primeros partidos de la fase de grupos, tanto Mbappé como Ousmane Dembele estaban atacando por los costados, operando casi como extremos a la antigua, con Olivier Giroud en el papel tradicional de delantero centro y Antoine Griezmann con licencia para moverse.

Ese sigue siendo probablemente el modelo elegido por Didier Deschamps, pero como descubrió en las etapas eliminatorias, las mejores defensas pudieron encadenar un poco a los hombres anchos, obligándolos a buscar adentro y más profundo para la posesión.

Argentina ha cambiado entre tres defensores centrales y cuatro defensas planas durante el torneo y se espera que el entrenador Lionel Scaloni se quede con este último el domingo.

Inglaterra se apresuró a duplicar a Mbappé cada vez que recogía el balón y Argentina, probablemente a través de Nahuel Molina y Rodrigo De Paul, intentará hacer lo mismo.

Sin embargo, como Inglaterra y Croacia descubrieron a su costa, poner recursos en un área necesariamente crea espacio en otra parte y no ha habido nadie en el torneo mejor para encontrarlo y usarlo que Griezmann.

A la deriva, pero más profundo que Giroud, plantea preguntas que a los defensas centrales no les gustan: ¿salir a su encuentro o esperar a que llegue?

El problema con la última opción es que a menudo no avanza, sino que hace ping en centros y pases largos o pone en juego a un centrocampista que avanza, como lo hizo cuando preparaba.

Aurelien Tchouameni por su gol contra Inglaterra.

Tchouameni y Adrien Rabiot han estado excelentes en Doha, y se espera que el último regrese después de perderse la semifinal por enfermedad. Trabajadores y disciplinados tácticamente, les dan a los que están al frente licencia para moverse, con la certeza de que generalmente habrá una pantalla defensiva detrás de ellos en caso de que la oposición obtenga la posesión y rompa.

La defensa de Francia pareció tambalearse por momentos contra Inglaterra, pero cumplió con su tarea y, al igual que contra Marruecos, no permitió demasiadas ocasiones claras, a menudo contenta de quedarse atrás y dejar que sus rivales jugaran el balón frente a ellos, pero rara vez permitiendo que se queden atrás.

Los únicos goles que ha encajado en los octavos de final han sido dos de penalti.

EL FACTOR MESSI

Por supuesto, se enfrentan a la prueba definitiva el domingo: mantener a raya a Messi.

Como pueden atestiguar cientos de oponentes antes que ellos, no hay una forma real de planificar para mantenerlo callado. Todo lo que los equipos pueden hacer es tratar de limitar el flujo de pases hacia él y luego asegurarse de que estén enfocados con láser cuando explote y cobre vida.

Messi desconcierta a los oponentes pasando pasajes de juego a paso ligero, incluso a veces cuando su equipo está avanzando, y cambiando de flanco a voluntad mientras sus compañeros se moldean perfectamente a su alrededor. Luego salta a gran velocidad, zigzagueando a través de las defensas o arrastrando a varios oponentes a su alrededor en espacios cerrados antes de soltar a un compañero de equipo.

El francés Theo Hernández tuvo que trabajar tiempo extra contra los ingleses Harry Kane y Bukayo Saka en los cuartos de final y se puede esperar que Messi pruebe repetidamente por la derecha el domingo.

Dado que Mbappé es el único jugador al que no se le pide que defienda, Francia parece vulnerable en su banda izquierda, aunque el regreso de Rabiot a ese lado del mediocampo podría compensar parcialmente esa debilidad.

Al igual que con Francia, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister le han brindado a Argentina seguridad en el centro del campo, a veces vital, ya que Cristian Romero y Nicolás Otamendi a veces se veían nerviosos detrás de ellos, sobre todo cuando Arabia Saudita y Holanda anotaron dos veces en rápida sucesión contra una defensa tambaleante. .

Los fullbacks Molina y Marcos Acuña, o posiblemente Nicolás Tagliafico, serán los hombres encargados de mantener callado a Mbappe y, a menudo, serán los primeros en enfrentar a Griezmann mientras se desplaza.

El lateral derecho Molina regresa después de la suspensión y, aunque ha tenido un buen torneo, Scaloni podría decidir que no es el hombre ideal para enfrentar a Mbappé y podría mirar a Romero en una revisión del enfoque utilizado contra Holanda.

Si bien el extraordinario control y el movimiento explosivo de Messi siguen siendo, obviamente, el punto central de Argentina en el ataque, la aparición de Julián Álvarez les ha dado una dimensión extra.

Después de abrirse camino en la alineación titular, demostró con sus carreras de toros, particularmente contra Croacia, que hay más de una forma de despellejar a un gato.

En general, los dos ataques parecen más fuertes que las dos defensas, lo que, al menos para los neutrales, siempre es algo bueno en una final de la Copa del Mundo.